OPINIÓN
Por Carlos Pujana, Director General de Izar Cutting Tools.
Cuando a finales de 2019 planificábamos el año 2020, no hubiéramos podido ni siquiera imaginar la tormenta perfecta que se nos acercaba a velocidad de crucero desde más allá del horizonte,
Todavía en época más cercana, recuerdo nuestras conversaciones en la Feria Expocadena de Bilbao a finales de febrero, con Alejandro e Ignacio Ehlis y su equipo. También con Eduardo Salazar de Aside y el suyo, así como tantos y tantos otros personajes destacados de nuestro sector, a quienes agradezco desde aquí su cercanía y colaboración siempre leal y sincera en estos duros momentos.
En fin, el debate era si acudir o no a la feria de Colonia y todo lo que iba a “beneficiar a los fabricantes nacionales”, como IZAR, la crisis del Coronavirus que, entonces percibíamos como algo ajeno y lejano.
Lo transcurrido desde la crisis de la pandemia del COVID-19 y el destrozo económico consiguiente en todo el mundo, nos ponen en nuestro lugar y deben hacernos reflexionar sobre nuestra pequeñez y nuestra fragilidad, en un entorno enormemente cambiante, ante el que hay que saber reaccionar con rapidez y determinación.
El balance, de todo lo transcurrido desde entonces, a día de hoy, es desastroso. Hablamos de la crisis del Coronavirus, pero podríamos también hablar de la crisis de la gestión del Conoravirus. Sin duda, lo más importante era y sigue siendo, detener el desarrollo de la pandemia y garantizar la salud, tanto de nuestros trabajadores, como de la ciudadanía en general, evitando el colapso de nuestro de sistema de salud. Pero hemos fallado, a pesar de contar con las medidas de confinamiento más estrictas del mundo, el peaje que hemos pagado en forma de vidas humanas ha sido insoportable.
‘Se ha fomentado un falso debate entre salud y economía, cuando lo uno no puede convivir sin lo otro, que pagaremos muy caro y que ha hecho que esta situación fuera mucho más difícil de gestionar en nuestras empresas’.
Además se ha fomentado un falso debate entre salud y economía, pues ninguna puede convivir sin la otra, que pagaremos muy caro los meses y años venideros, que ha hecho que esta situación fuera mucho más difícil de gestionar en nuestras empresas.
En el caso de IZAR, y en lo que respecta al aspecto sanitario, desde primeros de marzo, pusimos en marcha un comité de seguimiento de Coronavirus, formado por todos los grupos de interés de la empresa, que se reúne semanalmente desde entonces y hemos tomado múltiples medidas al respecto, incluyendo protocolos de actuación y un plan de contingencia, que estamos llevando a cabo rigurosamente, para garantizar la seguridad y la salud de nuestras personas.
Hemos identificado a las personas en grupos de riesgo que, finalmente, no han requerido de un seguimiento especial y también hemos tenido un número muy reducido de personas de baja, en vigilancia por casos sospechosos de coronavirus en su entorno familiar, sin experimentar ningún caso positivo en IZAR.
En lo económico, el impacto de la pandemia y de las medidas de restricción de la actividad tomadas por el Gobierno de España y también por otros gobiernos en todo del mundo, han tenido un efecto devastador en la actividad económica y amenazan con hacer desaparecer miles de empresas y destrozar la vida de millones de personas.
El anuncio televisivo del cierre total de la industria y de todas las “actividades no esenciales” el 29 de marzo, que no se terminó de plasmar en el BOE hasta altas horas de la madrugada, generó un verdadero caos en nuestras empresas, en las que solo pudimos poner orden de forma gradual en días posteriores, amparados en nuestra fuerte actividad exportadora (IZAR exporta más del 60% de su producción) y nuestra participación en la cadena de suministro de bienes esenciales.
En aquellos primeros días en que nos mantuvimos abiertos contra viento y marea, los pedidos cayeron un 90%. Ahora la situación va mejorando de forma gradual, en lo que llamamos nuestro mercado natural, formado por España, Francia y Portugal, pero estamos percibiendo un impacto muy fuerte en la exportación a zonas más lejanas, como Sudamérica, por ejemplo. En fin, estamos en una crisis muy diferente a las anteriores, incentivada de forma voluntaria y programada por nuestros gobiernos en todo el mundo. Nadie sabe a ciencia cierta si la recuperación será en V en U o en L. Hay quien habla de un horizonte de recuperación de entre 2 y 4 años y de caídas de ventas este año de entre el 20% y el 30%.
Lo cierto es que, como me dijo un amigo recientemente, la voladura controlada de un edificio se hace en segundos, pero su reconstrucción es un trabajo de años.
‘Ya vendrán tiempos mejores para explorar nuevas ideas, nuevos, productos, arriesgar con nuevos conceptos de venta… Pero no ahora. Ahora es el momento de hacer bien lo que siempre hemos hecho bien’.
En esta primera fase de la reconstrucción y en lo profundo de la crisis, las empresas debemos centrarnos en lo fundamental. En asegurar la liquidez, que será vital para hacer frente a nuestros compromisos y poder sobrevivir y en cuidar a nuestras personas, reduciendo nuestra actividad para adaptarnos al mercado, si es necesario, pero intentando mantener todo nuestro personal.
Son momentos de entender bien la aportación de valor que hacemos al mercado y centrarnos exclusivamente en ello, las cosas sencillas, que los buenos vendedores siempre han sabido entender, escuchar al cliente, servir a tiempo, no fallar en la calidad…
En definitiva, apoyarnos mutuamente para salir de esta, como un equipo. Ya vendrán tiempos mejores, donde explorar nuevas ideas, nuevos, productos, arriesgar con nuevos conceptos de venta, etc. Pero ahora no es el momento. Es el momento de hacer bien lo que siempre hemos hecho bien.
En ello tenemos a nuestro equipo de venta de mercado Nacional, liderado por Mónica González, con Iker Beobide en la parte técnica y Oiane Gortazar en la parte profesional, explorando nuevas formas de comunicarse con nuestra propia fuerza de ventas y con los clientes. Así como a Juan Garaizar, nuestro nuevo Director Comercial y de Marketing, a quien algunos ya conocéis, a quien recién incorporado, toca liderar nuestra presencia en todo el mundo.
En lo peor de la crisis, hemos continuado trabajando e invirtiendo. Nuestro doble nuevo almacén vertical, que nos permitirá incrementar las líneas de pedido servidas al día en un 40%, es un buen ejemplo de ello, porque a pesar de la situación hoy, tenemos que pensar en el mañana.
Son tiempos duros, toca resistir, trabajar y esperar, hacer más con menos, estar unidos y ser fuertes mentalmente, pues pueden venir meses duros todavía, a partir de ahora.
La duración en el tiempo de esta crisis dependerá, no solo de la buena voluntad, sino también del buen criterio, de quienes tienen la responsabilidad de tomar las decisiones que vayan perfilando la “nueva normalidad”.
Tengo que admitir que no me gusta la palabra “nueva normalidad”, creo que esta solo merecerá su verdadero nombre cuando se parezca lo máximo posible a la normalidad anterior, la de verdad, la que hemos conocido siempre y a la que deseamos volver cuanto antes.