La ferretería de las hermanas Molina, ubicada en la calle del Doctor Esquerdo de Madrid, dice adiós. Es un negocio familiar fundado en 1953 que desde ese año ha formado parte de la vida del barrio madrileño del Retiro y que durante siete décadas atendió la demanda de un vecindario muy plural. María, Pepa y Alicia, las tres hermanas al frente del negocio, han mantenido el comercio, pero ahora, con más de 80 años, se jubilan, bajan la persiana, cuelgan el cartel de «cerrado» y liquidan más de 10.000 artículos.
Este pequeño local ha visto pasar generaciones durante su historia. Jóvenes y mayores han entrado alguna vez para comprar desde una simple arandela hasta una cafetera italiana. En sus estanterías ha habido siempre un poco de todo, pero lo que nunca faltó fue cercanía y trato humano. Algo que, en estos tiempos de comercio electrónico, va a menos.
Tal y como se ha dicho, el cierre de esta ferretería es un símbolo de algo más grande, una señal de alarma de lo que ocurre cuando el pequeño comercio empieza a desaparecer. Las grandes superficies y el comercio online han cambiado los hábitos de consumo. La comodidad ha ganado terreno, pero a costa de perder algo más valioso: la conexión humana, el trato personalizado, y como no, los pequeños negocios de barrio que en el pasado eran incluso punto de reunión entre vecinos.
María, una de las hermanas, lo ha resumido con meridiana claridad: «Os habéis empezado a ir a los grandes y ahora veis las cosquillas». La idea es mantener abierta la ferretería hasta diciembre para vender el amplio «stock» que mantiene a disposición de los clientes. Todo a muy buen precio.