Un reportaje de El Sabio, la cadena de ferreterías del grupo Internaco.
Joven, emprendedor y con ganas de cambiar el negocio familiar. Este es uno de los perfiles de quienes regentan las tiendas El Sabio, la enseña de ferretería, bricolaje, hogar, campo y jardín creada en el año 2021 para modernizar el comercio local y hacerlo más competitivo frente al poder de las multinacionales.
Dos años después de su primera apertura, la empresa de distribución demuestra con cifras su apuesta por el relevo generacional: al frente del 50% de sus establecimientos asociados están padres e hijos, hermanos o matrimonios jóvenes, y sus plantillas bajan la media de edad en un sector ferretero envejecido: más del 60% de los ‘sabios’ tienen menos de 50
años. En su deseo de fortalecer el pequeño comercio, El Sabio, con 25 tiendas que han adoptado su imagen en España, contribuye a generar y consolidar empleo en pequeños y medianos municipios del territorio nacional en un sector como el ferretero, muy castigado por los cierres.
Así, la mayoría de los locales -siete de cada diez- están ubicados en poblaciones de menos de 50.000 habitantes y el 30% restante en ciudades o lugares estratégicos y bien conectados con grandes núcleos urbanos. Es la radiografía de un modelo de negocio que no deja de crecer y que fue creado para defender el concepto de ferretería de toda la vida poniendo al alcance de las tiendas los medios más innovadores, tanto en imagen como en productos y servicios, para competir en un mercado cada vez más complicado.
Marcar la diferencia
“El Sabio irrumpió en el mercado rompiendo una lanza en favor de la ferretería de toda la vida, pero cuidándose mucho de no alterar, sino tratando de potenciar, el valor diferencial del comercio local”, explican desde la firma. Las primeras tiendas funcionando bajo su enseña sorprendieron en un sector que estaba aletargado y llevaron el futuro a los negocios de la mano de las nuevas tecnologías, lo aderezaron con una amplia cartera de productos y con una imagen fresca que enamoró.
El relevo generacional y la consolidación de empleo en el rural fueron dos de los retos de una estrategia empresarial diseñada desde el principio para reforzar el tejido del comercio de siempre. Ambos objetivos siguen muy presentes en los planes de expansión de El Sabio.
Sin duda, el equilibrio entre modernidad y el amor por la tradición es uno de los principales atractivos del proyecto, según cuentan desde las tiendas adheridas. En El Sabio Dreyma (Madrid), los hermanos Cristóbal, Javier y Luis, simbolizan a la perfección el espíritu de la marca. Los dos tomaron las riendas del negocio que su padre había levantado 30 años antes y hace dos se convirtieron en ‘sabios’. “Desde El Sabio nos proporcionaron lo que necesitábamos, nos ayudaron mucho a nivel de gestión y a dar un vuelco al negocio, que ya conocíamos, pero que sabíamos que debía evolucionar”, explica Javier desde el mostrador de la tienda, ubicada en la localidad madrileña de Villaconejos.
“Somos nuestros propios jefes”
Con 31 y 28 años, los jóvenes aseguran que, pese a las dificultades “y a las horas que metemos”, el balance es bueno. “Somos nuestros propios jefes y año tras año crece la facturación”, apunta Javier, que es el mayor y que dejó su puesto de trabajo en el Ayuntamiento de Madrid para “reinventar” el negocio familiar en su pueblo de toda la vida.
Hermanos, matrimonios y jóvenes emprendedores dibujan el perfil de ‘sabios’ que contribuyen a fijar población en zonas rurales o a llenar la España vaciada con negocios con proyección de futuro en poblaciones como Sariñena (El Sabio Fidela) o Taboada (El Sabio Xesteira). Son casos de éxito de relevos generacionales que reflotan o revitalizan negocios que estaban en punto muerto o necesitaban un giro de 360 grados. Este es el caso de Vanesa García, que desde Villanueva del Arzobispo, un pueblo de Jaén, dirige El Sabio RiegoSur.
“Necesitábamos cambiar”
La prematura muerte de su padre obligó a Vanesa a hacerse cargo de la tienda a los 18 años. Era joven y mujer en un negocio donde la presencia femenina siempre fue la excepción. Y aprendió a marchas forzadas. “Me chapé todos los catálogos y aprendí a conocer y manejar las herramientas”, recuerda la ferretera, que en 2022 se sumó al proyecto de El Sabio porque “necesitábamos cambiar, tener esa ilusión que habíamos perdido tras casi una década en el negocio”.
Vanesa regenta El Sabio RiegoSur con su marido y no es un caso singular en la cadena. Noel y Vanesa (El Sabio Roces Belón), Francisco y Joyce (El Sabio Comercial Grande) o Cristina y Alberto (VL Friol) son otros ejemplos de ‘sabios’ familiares.
“La falta de relevo generacional es un gran problema, más incluso que un modelo de negocio desfasado, porque lo último se puede arreglar con una buena red de apoyo, con formación e innovación, pero si la gente abandona y echa el cierre, el comercio local se muere”, indican en la firma, donde subrayan que ceder el testigo de padres a hijos también es una fórmula que funciona. Lo demuestran establecimientos consolidados con la marca como El Sabio A botica do Agro, El Sabio Agrolaudio, El Sabio Cherjos o El Sabio Montefrío.