Los tres grandes eventos feriales que se organizan este otoño, Feria de Negocios de Coferdroza, Expocadena y Eurobrico, llegan precedidos del anuncio de un “lleno absoluto” en lo que a expositores se refiere. Eso es tanto como indicar que los augurios son inmejorables, pese a la incierta coyuntura económica que expertos y gurús, oficiales y extraoficiales, se empeñan en recordar cada día. El disparatado precio de la energía, la carencia de materias primas fundamentales, el órdago que representa la guerra de Putin… Son realidades que envenenan el desarrollo europeo y que complican hasta límites indescriptibles la marcha del comercio, también el de la ferretería, que se surte fuera de Europa. ¿Qué reacción cabe esperar del sector? Esa es la pregunta que se formula todo el mundo estos días.
La inflación es, sin lugar a dudas, la barrera más temida porque reduce el poder adquisitivo del consumidor, entre otros efectos. Sin embargo, podría favorecer la distribución de productos de ferretería en tanto que cataliza y empuja el acopio de ‘stock’ en previsión de que el alza de precios se prolongue unos cuantos meses más.
Expertos como Carlos Manrubia, director Comercial de Ehlis, al que entrevistamos en el número 250 de Iberferr, aseguran que la inflación podría ser un acicate para animar el consumo en el sector. “Los distribuidores vamos a hacer un mayor acopio de productos en los meses finales de este año ya pensando en 2023 y en previsión de que pudiese seguir en alza”, asegura, categórico.
Los fabricantes, en general, piensan en esta misma línea, tal y como confirma otro protagonista de las páginas de Iberferr, Santiago Rodríguez, director general de DOM-MCM, que encuentra razones para el optimismo, pese a que el corto plazo “podría ser complicado”. “Estamos asistiendo a una relajación de los precios de las materias primas, si bien, en general, siguen estando muy altos. Pero hay que seguir siendo optimistas. A medio plazo, el sector va a tener muchísimas posibilidades y oportunidades”, asegura en la entrevista que publicamos.
Los “termómetros feriales de otoño” confirmarán o desmentirán todo lo anterior. Pese a que en la segunda mitad del año, el consumo de productos de ferretería tiende a relajarse, cabe esperar, como aventuran los entendidos, que esta vez ocurra lo contrario y que la ferretería se beneficie de la incertidumbre. No sería la primera vez. Hay razones que lo fundamentan.
Editorial de la revista Iberferr septiembre, número 250.