EDITORIAL
El mundo al revés. Vuelco en el suministro. La distribución vive un momento histórico. Los fabricantes asentados en Asia vuelven a casa. La vieja Europa, camino de convertirse en la nueva China.
Son titulares que ilustran la actualidad del panorama industrial internacional, incluido el que afecta a la producción de herramientas y productos de ferretería y bricolaje.
La vuelta de numerosas empresas, que en su día se trasladaron a la mayor economía de Asia, va camino de provocar un vuelco en el suministro, del que alertan los propios fabricantes españoles.
“Estamos ante un nacionalismo europeo de producción y de compra. Algunas empresas ya han deslocalizado fabricaciones en Asia para traerlas a Europa. La distribución vive un momento histórico”. Así de rotundos se han mostrado distintos productores de la Asociación de Fabricantes de Bricolaje y Ferretería (AFEB).
Las razones de este regreso hay que buscarlas en el alza de los costes laborales, de los fletes y de la materias primas, entre otros, que se producen en Asia y que dan lugar a serios problemas de stock. Fabricar ahora determinados productos en China tiene un coste y un tiempo de servicio muy superior a hacerlo en Europa, lo que impulsa un gran cambio en la cadena de suministro. Además, los salarios se han congelado, o caído, en la eurozona, mientras que en China los costes laborales (el total de los costes para el empleador) mantienen una tendencia totalmente opuesta y siguen creciendo. Son razones que motivan una búsqueda de alternativas.
Lo cierto es que las empresas que un día se fueron a China en busca de menores costes laborales, están volviendo a Europa, que ya registra una especie de proceso de reindustrialización. Y aunque el fenómeno no es nuevo, puesto que se produce al menos desde 2015, ahora se ha acelerado.
Este cambio de paradigma tiene ventajas, como la flexibilización del mercado; e inconvenientes como el incremento de los costes para el consumidor, de los que ya han advertido los propios fabricantes.
Que la vieja Europa se convierta en la nueva China muestra cuánto ha cambiado la economía y es la señal más clara de que las empresas deben reaccionar. El mercado ya no es el que era y, en este nuevo contexto, cobra vida el dicho aquel de adaptarse o morir. Reaccionar o perecer. No hay otras alternativas.