AEFECC | ¿Por qué hablar de leña para la chimenea en verano?

Hablemos de calor. Julio y agosto son los mejores meses para adquirir la leña que utilizaremos en invierno en nuestro hogar. Así de claro lo aconseja la Asociación Española de Fabricantes de Estufas, Chimeneas y Cocinas de Combustibles Sólidos (AEFECC). “Comprando por volumen ahora y en agosto, cuando todavía hay tiempo para que se incremente la demanda, seguramente estaremos ahorrando tiempo, dinero y asegurando que la leña esté en perfectas condiciones cuando necesitemos utilizarla.”, asegura Carlos Oliván, presidente de AEFECC.

Además de adquirir la leña en julio y agosto, hay que preguntarse cuál necesitamos. Cabe recordar que existen dos tipos de leña: la blanda y la dura. La leña blanda es perfecta para crear llama y que se encienda mucho más rápido el fuego. El roble, el cerezo o el fresno son ejemplos de este tipo de leña. Este tipo de madera se consume más rápido por lo que para mantener el fuego es menos duradera y, a la larga, menos económica.

La leña dura tiene más durabilidad y mayor capacidad calorífica, por este motivo, se considera de mejor calidad. Como ejemplo de leñas duras tenemos el almendro, el olivo, la encina, el roble, el naranjo y la haya. “Para chimeneas que producen un gran fuego con mucha luz, la leña de roble, el fresno o la acacia son ideales”, resume Carlos Oliván.

La utilización de Biomasa y, especialmente, la leña, supone un consumo ecológico, que impulsa el desarrollo en entornos rurales y que no requiere procesos industriales de transformación. “Consumes lo que recoges en el bosque, por poner un ejemplo”, afirma Oliván.

AEFECC recuerda que en 2023 está vigente la prórroga de la reducción del IVA de la electricidad y del impuesto especial sobre la energía eléctrica, y la aplicación de un tipo de IVA del 5% en briquetas, pellets procedentes de la biomasa o la madera para leña empleadas como combustible en los sistemas de calefacción.

La calefacción supone el 47% del consumo energético de los hogares españoles. En viviendas unifamiliares, que suponen el 35% del parque inmobiliario del país, esta proporción del consumo energético en calefacción puede elevarse al 64%.

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