¿Hasta qué punto es interesante la innovación en la industria de la ferretería?

¿Qué grado de interés ocupa la innovación en el mundo de la ferretería? ¿Por qué este apartado figura en lugares bajos de la demanda empresarial? ¿Es una buena idea competir con lo de siempre?

Hay una primera respuesta a estas preguntas: si algo funciona, no se debe cambiar.

Conviene tener claro, de entrada, que la ferretería sigue caminos semejantes al de otras industrias. Y que el sector industrial manufacturero muestra, en general, poco interés por la innovación mientras mantiene muy arraigados sus procesos tradicionales. De hecho, ocho de cada diez empresas (el 78,7%) tiene en cuenta en primer lugar el precio como factor principal para trabajar con nuevos proveedores. El segundo lugar lo ocupa la calidad de los productos (55,7%). No sólo eso: entre los aspectos que los industriales tienen en cuenta a la hora de seleccionar a un proveedor llama la atención que, en plena era de la industria 4.0 y la automatización de procesos, la “innovación” sea demandada por debajo de un 1% de los encuestados, tal y como pone de manifiesto un estudio de la consultora Search Value para Bossard España, fabricante de elementos de sujeción estándar, tornillos fabricados a medida, tuercas y pernos para aplicaciones especiales, entre otros varios productos de amplia demanda.

Según este trabajo, el precio, la calidad de los productos y la eficacia en los procesos de entrega, son las primeras preocupaciones de la industria.

La industria manufacturera española está anclada en el espectro conservador de que si algo funciona, no hay por qué cambiarlo. La innovación se sigue percibiendo como un aumento de los costes y no como un ahorro y optimización de recursos, sin tener en cuenta que la asimilación y generación de innovaciones es uno de los factores que más significativamente contribuye al mantenimiento de su competitividad”, advierte Antonio García, Director General de Bossard España.

Está demostrado que los nuevos productos y soluciones ayudan a mantener la cuota de mercado de la empresa y a incrementar los beneficios en esos mismos mercados. Incluso en los mercados más maduros y estables, el crecimiento en ventas no proviene sólo del mantenimiento de unos precios bajos, sino también de factores tan variados como diseño, calidad o adaptación del producto a características específicas de los clientes.

En este sentido, ir de la mano de proveedores con experiencia, que puedan ofrecer un valor añadido real, supone un mayor retorno de la inversión, una oportunidad de crecimiento y una vía para diferenciarse y desmarcarse de la competencia”, añade Antonio Garcia.

Hay al menos una conclusión en esta realidad: falta visión empresarial sobre las ventajas que aporta la “innovación continua”, un proceso que no debería formularse para alcanzar una meta concreta, sino como una estrategia para avanzar de forma natural. En este sentido, la innovación empresarial no puede pararse ni tener un punto y final.

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