¿Hay que pedirle al Gobierno que abra las ferreterías?

EDITORIAL 


La redacción de Iberferr ha recibido estos días decenas de correos que tienen en común un mismo mensaje: necesitamos que las ferreterías funcionen porque son comercios de primera necesidad en la situación de confinamiento que vivimos. ¿Deberían unir sus voces los fabricantes, distribuidores, ferreteros y medios de comunicación temáticos para pedírselo al Gobierno?

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Hay opiniones discordantes en torno a esta posible iniciativa. Iberferr ha hablado con empresarios con ERTEs en marcha, que, en buena lógica, han decidido esperar a que finalice el estado de alerta para retomar la actividad. Más aún, algunos aseguran que, incluso, habría que aumentar estos días las restricciones de movilidad y actividad para impedir nuevos contagios y la prolongación de la crisis sanitaria. Otros, sin embargo, creen que el sector debería cursar al Gobierno una petición urgente para que las ferreterías puedan levantar la persiana y vender productos que el consumidor considera de primera necesidad.

A estos puntos de vista se une la disparidad de normativas que, en función de cada Comunidad Autónoma, son más permisivas o menos. Por ejemplo, en Galicia algunas ferreterías funcionan con cierta normalidad porque una disposición publicada en el DOG (Diario Oficial de Galicia) el 15 de marzo (y, por lo tanto, posterior a la declaración nacional del Estado de Alarma), impone excepciones a la suspensión y permite que abran «los establecimientos al por menor de cerrajería, pintura y vidrio, puesto que deben suministrar al sector primario, ganadero, pesquero y agrícola, elementos necesarios para la continuación de su actividad».

Los ferreteros de Cataluña, agrupados en el Gremi, pidieron lo mismo, pero la respuesta de la Administración autonómica fue tajante: «La Generalitat no contempla que las ferreterías sean declaradas tiendas de primera necesidad». Los ferreteros del Gremi, que habían solicitado que se reconsiderase a las ferreterías como comercio de primera necesidad y se les permitiese abrir durante el estado de alerta, siguen haciendo gestiones para conseguirlo.

Iberferr cree que el sector debería adoptar una posición común en este tema. Las organizaciones y asociaciones que lo componen, desde AFEB a Cofearfe, desde AECOC hasta los gremios de ferreteros, deberían unir sus voces para pedir al Gobierno que reconsidere las restricciones y permita que las ferreterías abran sus puertas; o que, al menos, lo hagan aquellas que venden mascarillas, guantes, desinfectantes, productos de limpieza, bombillas, pilas, accesorios para el baño, menaje, llaves, cerrojos, herramientas de mano, adhesivos… Son productos esenciales, que pueden ayudar a salvar vidas en una situación de confinamiento como la que vivimos.

Conviene añadir en este punto que Internet no es suficiente. Hay un sinfín de artículos que no todo el mundo está en condiciones de pedir online y que, además, muchas personas podrían necesitar de inmediato. Por ejemplo, ¿qué hago si de repente se estropea el grifo? ¿Y si me quedo a oscuras, sin bombillas? ¿Y si se rompe el enchufe, la bisagra, la cerradura o necesito una segunda llave? ¿Y si tengo que sustituir un tornillo del mueble? Son problemas que surgen a diario y que los ciudadanos deberían estar en condiciones de resolver en unos minutos en el establecimiento más cercano.

Las ferreterías, no lo olvidemos, son auténticos supermercados de productos para el hogar; son las farmacias que surten la medicina para los arreglos del día a día, los centros de salud de las cosas de nuestra casa. La vida siempre transcurre entre el camino y las ferreterías, como hemos escrito tantas otras veces. Son imprescindibles en el día a día.

Iberferr cree que el sector debería unificar posturas en este asunto para decirle al Gobierno, con altura y claridad, que las ferreterías son tiendas de primera necesidad y que, en consecuencia, tendrían que estar abiertas. Otros colectivos que, en principio, no tenían autorización de apertura tras la medida de emergencia nacional, consiguieron revertir la situación. Es el caso de la posventa de automoción (talleres de reparación y tiendas de recambios). El decreto del Gobierno no les permitía abrir, pero diferentes grupos de compra y asociaciones como CETRA, CONEPA o ANCERA, con argumentos y el apoyo unánime del sector, lograron cambiar esa situación.

Ahora o nunca. Si en estas circunstancias el sector es incapaz de unirse para reclamar lo que en justicia sería un servicio esencial para la mayoría de los consumidores, significa que no creen en su actividad, ni, posiblemente, en el futuro.

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