Iberferr, junio de 2024
La ferretería tradicional, de barrio, se encamina hacia un futuro incierto acuciada por diversos factores entre los que destaca la dificultad para hacer frente a la sucesión y al relevo generacional. Se trata de un problema de gran envergadura sobre el que vienen alertando distintas entidades sectoriales, que tratan de encontrar una solución a marchas forzadas. Si nadie lo evita, en los próximos cinco años podrían cerrar entre el 20 y 30% de las ferreterías de proximidad, tal y como asegura una encuesta que ha realizado el Gremi y que incluimos en estas páginas. Seis de cada diez ferreteros cree que la ferretería tradicional es un mal legado para sus hijos. La pérdida de atractivo frente a otros oficios por su supuesta menor rentabilidad, las dificultades para modernizarse o los horarios prolongados, forman parte de las barreras que mediatizan el relevo generacional en este oficio.
No es, ni mucho menos, una cuestión menor en un mercado de cientos de pequeñas y medianas empresas de origen y gestión familiar, en las que la sucesión representa su continuidad o su fin. Todo dependerá de su capacidad para solucionar con éxito este asunto y al menos otros tres aspectos críticos. El primero, ser capaces de responder al relevo generacional. En segundo lugar, mantenerse en vanguardia de la competitividad y la gestión eficiente. Y, tercero, solucionar las necesidades formativas de la siguiente generación.
Como bien dice José Miguel Caballero, profesor de San Telmo Business School y experto en gestión de personas, la sucesión es, sobre todo, un acto de generosidad. ¿Tenemos algo que compartir con la generación que nos sigue? ¿Hay alguien en la familia dispuesto a sucederme? Cada cual tiene que mirar dentro y poner en claro qué quiere tener y qué quieren tener sus hijos. Porque, a lo mejor, ya tienen un negocio, pero sus hijos quieren tener una empresa. La diferencia está en que los negocios se hacen, las empresas se crean.
El gran desafío sucesorio del sector se plantea en un escenario de profesionales muy cualificados, capaces de responder a los retos que vienen. Ésa es la esperanza. Pero la supervivencia de la ferretería de barrio, como la de otros negocios, pasa por crear, aportar y crecer. Para ello, tiene que encender las luces largas, hacer pedagogía y convencer a las nuevas generaciones por la fuerza de los hechos de que aún es un buen sitio para prosperar. Puede y debe hacerlo.
Editorial de Iberferr impresa, junio de 2024.