-CONSUMO RESPONSABLE-
Por LEDVANCE, proveedor mundial de iluminación general para profesionales y consumidor final.
Vivimos una revolución cultural y social para luchar contra el cambio climático y promover un consumo más responsable. Teniendo en cuenta que la iluminación es uno de los factores principales a la hora de tener un comportamiento más respetuoso con el medio ambiente, LEDVANCE apuesta por la innovación con productos más eficientes y con mayor vida útil, sumándose también a distintas iniciativas que apoyan una globalización más ecológica y social como el Pacto Mundial de las Naciones Unidas para generar un crecimiento inteligente, sostenible e integrador.
Además del uso de tecnologías que consumen menos y reducen la factura de la luz, existen otras fórmulas para ahorrar energía en nuestros hogares, que la compañía de iluminación engloba en los siguientes puntos.
1. Desconectar los aparatos que no se utilizan
El denominado ‘consumo fantasma’ supone un gasto en electricidad cercano al 10%, por lo que es aconsejable desenchufar los aparatos cuando no se estén utilizando. Evitar el consumo de electricidad de los aparatos conectados permanentemente a la red es una máxima para reducir la factura de la luz. Puede parecer complicado y tedioso estar desconectando todos los enchufes que no se necesitan en determinados momentos.
El enchufe SMART+ Outdoor Plug EU de LEDVANCE permite, con un solo toque en el móvil o por control de voz, el encendido de fuentes de luz convencionales y otros dispositivos eléctricos de forma remota, manteniéndolos apagados cuando no se necesitan y, por tanto, ahorrando energía. Además, monitorea el uso de la energía de los dispositivos conectados y rastrea el consumo energético.
2. Valorar la compra de un frigorífico eficiente
La nevera es “el electrodoméstico”, que más hay que vigilar y el que no se puede apagar casi en ningún momento. A pesar de ello, sí que es importante que cuando se elija cuál comprar, se valore la cantidad de energía eléctrica que va a utilizar y se preste atención a la temperatura media que precisa (la media suele estar entre los –17ºC y los -18ºC para congelador y los 4ºC para nevera). Dicha temperatura, se suele tener en cuenta al pensar en el mantenimiento de los alimentos, en su buena conservación, pero es fundamental recordar que esta también afecta a la energía que necesita el aparato y que puede variar en función del fabricante.
3. Controlar la temperatura de casa según las estaciones
Según la AEMET, desde los años sesenta ha habido un aumento de temperatura de 0,3ºC por década y se espera que las olas de calor duren cada vez más y sean más intensas. Por ello, la arquitectura se está adaptando también a las circunstancias con un replanteamiento de la forma de construir las casas, pero, hasta que se generalicen estas construcciones más sostenibles se pueden tomar medidas a nivel personal.
Así, en invierno, se aconseja mantener la temperatura de casa entre 19ºC y 21ºC de día y, si es necesario, abrigarse. No debemos poner la ropa mojada a secar en los radiadores porque eso va a retrasar la aclimatación del hogar y aumentar el consumo de energía. Por la noche se debe apagar la calefacción, ya que no es necesaria gracias a los edredones y a la termorregulación de nuestro cuerpo mientras dormimos. Además, si se sigue sintiendo frío se pueden cerrar las cortinas y bajar las persianas para mantener el calor para crear una barrera contra el frío de los cristales.
Por otro lado, en verano, se recomienda tomar medidas muy similares, pero con el objetivo opuesto: para que no entre el calor y mantener el frío en el interior, con una temperatura en torno a los 27ºC.
4. Uso responsable de lavavajillas, lavadora y fuegos de cocina
Los diferentes tamaños de fuegos para cocinar tienen un propósito. Se debe utilizar el fuego y recipiente que más se adecúe a la cantidad de comida que se va a preparar para no malgastar energía. Un fuego grande, aunque se utilice un cazo pequeño, va a precisar más energía que el fuego correspondiente al tamaño del cazo y, además, se va a malgastar dicha energía.
Los hornos y microondas utilizan más energía que si se cocina con una olla a presión o una sartén, igual que si optamos por cocinar a fuego alto en vez de a fuego lento, porque su función es acelerar y reducir el tiempo de cocción. Por eso, es mejor encontrar el tiempo para cocinar sin prisa, e incluso hacer comida que podamos conservar en la nevera para consumir otro día. Ahorraremos energía y el tener que ponernos de nuevo a cocinar cuando no nos apetezca.
La lavadora y el lavavajillas son otros dos dispositivos principales y, la mejor opción es programarlos en lavados cortos con la menor temperatura posible y con una carga de ropa y vajillas que aproveche al máximo el espacio disponible.
Existen muchas otras opciones para ahorrar, pero estas son las que están al alcance de todas las personas, familias y hogares.