Adiós a 2025 | Cuatro artículos con mensaje del director de Iberferr

Santiago P. Fernández, director de Iberferr


 

Iberferr se pone a 260 en su 25 cumpleaños

Todo va de prisa. Desde que el mundo cambió de siglo hace 25 años, el tiempo, las personas, los hechos, las noticias… se aceleraron. ¿Por qué ocurrió eso? Por varias razones, pero la más poderosa tiene, en mi opinión, un nombre poco imaginativo: Internet (Interconected Networks, redes interconectadas) ¿Cabe mayor vulgarismo? Podrían haberse estrujado un poco más la cabeza los «tecnoligarcas» que bautizaron con ese nombre al nuevo orden mundial. Pleistoceno, por ejemplo, sonaba mejor para lo que definió en su momento. Monsergas aparte, lo cierto es que de pronto el universo al completo se redujo a un único mundo en el que caben todos los mundos. Y ahí todo se mueve a más velocidad que la propia luz. Así que tuvimos que revestirnos de ceros y unos para no quedarnos rezagados en una competición a vida o muerte en la que casi todo vale. Pero ahora, un cuarto de siglo después, algunas cosas de entonces vuelven a irradiar el valor que ya tenían y que nunca perdieron; y a demostrar que es un mal negocio enterrarlas para siempre entre algoritmos. Cuando digo esto pienso en el imperio de la información y en cómo su verdadera esencia se sigue guardando en papel. Hacemos pruebas impresas de lo digital, reforzamos las bibliotecas con libros (no se enchufan, no consumen, no caducan, no se apagan, no hay que recargarlos, siempre están listos…) y conservamos las buenas publicaciones de antaño en el formato de toda la vida porque el lector las demanda y el mundo las pide. ¿Qué quieren que les diga? Iberferr, que nació en el cambio de siglo, nunca ha dejado de editarse en papel. Contra la acción inexorable del tiempo, no sólo se mantiene, sino que acelera.
Fíjese bien, tiene en sus manos el número 260, nada menos. Como todos los anteriores huele a noticias y a papel. Eso no hay Internet, ni Elon Musk, que lo pueda sustituir. Así que estamos muy contentos de que la primera revista de ferretería de Century XXI se haya puesto a 260 en el año de su 25 aniversario. Y subiendo.

Que lideren los mejores

Distintos empresarios del mercado en el que nos movemos han vuelto a proyectarse, con muy buen criterio, más allá del liderazgo de sus empresas. Es el caso de la CEO de Panter, Rocío Pajares, que en el primer congreso español del EPI, ha mostrado un camino de sostenibilidad para el sector. O Ricardo Jardim, director general de la mayor cadena de ferreterías de Portugal y vicepresidente de la European Locksmith Federation, que se ha aventurado a indicar por dónde debe transitar la cerrajería del futuro en Europa. O Andreu Maldonado, que además de presidente del Gremi y máximo responsable de su empresa, se ha situado en primera línea de la representación de la ferretería en la negociación del convenio colectivo del Metal en Barcelona. Ésa es la idea: que los mejores se pongan al frente y arrastren voluntades para abrir nuevos caminos. Ejercer un verdadero liderazgo significa trascender los intereses propios y abrazar en gran medida los del colectivo, con todo lo que eso conlleva. En otras palabras, es renunciar a una parte del “yo” en favor del “nosotros”. Por supuesto, no todos los que pueden están dispuestos a hacerlo. Hay que sentir mucho el oficio para buscar nuevas sendas comunes más allá de lo que uno tiene entre manos cada día. Pero liderar es ponerse el primero y tirar de los que te siguen.

¿Y si falla la tecla efe?

Tengo una noticia mala y otra buena. La efe de mi teclado ha empezado a fallar. He escrito las que aparecen aquí con un corta y pega. No consigo que la dichosa tecla vuelva a funcionar. Empiezo a preocuparme. Que esta letra se haya ido al garete no sería un problema salvo por todo lo que conlleva adosado, simbolismo incluido. Imagínense las miles de veces que hemos escrito la palabra ferretería. O el nombre Iberferr. O el apellido Fernández de quien suscribe. Quizás se haya averiado por eso, por un exceso de uso. Me he dado cuenta de que la efe es fundamental. Si no funciona, todo a su alrededor se queda cojo. Tengan en cuenta que está colocada bajo la erre, otra letra sin la que ferretería o Iberferr dejarían de tener sentido. La buena noticia es que ya está solucionado. He tenido que recuperar el viejo teclado, que dormía en el trastero desde que un día se negó a poner tildes. Cosas de la profesión. Así que ahora escribo con los dos, las efes con uno y los acentos con el otro. Creo que nadie lo va a notar. Al fin y al cabo es la misma mecánica que siguen cientos de ferreteros y numerosas empresas del sector. Con el resultado de que todo crece. De eso hablamos mucho en este número, como verán más adelante. Éste es un lugar de soluciones. Por eso la ferretería puede crecer con o sin efe. Con o sin erres. Ya no hay duda.

Toda una vida en la ferretería

El homenaje que ha brindado el gremio de ferreteros de Madrid a un grupo de ferreterías que cumplen más de medio siglo de trayectoria, nos ha obligado a pararnos y a mirar hacia atrás. A recordar aquellos primeros mostradores de madera, las herramientas que parecían eternas y las manos de quienes, con esfuerzo y dedicación, levantaron negocios que se convirtieron en auténticos puntos de encuentro vecinal. Son historias de familias que hicieron de la ferretería mucho más que un comercio, un espacio de confianza, de asesoramiento cercano y de servicio imprescindible para la vida cotidiana. Al rendirles tributo, reconocemos no solo la resistencia de estos establecimientos frente a los cambios del mercado, sino también su capacidad de adaptación, su vocación de servicio y el valor de mantener viva una tradición que ha acompañado a varias generaciones. Porque mirar atrás también es proyectarse hacia adelante, aprender de la constancia y el compromiso de quienes han hecho posible que, más de medio siglo después, sigamos hablando de ferreterías como pilares de nuestros barrios y ciudades.
Que este homenaje se multiplique y sea una invitación a reconocer en cada ferretería no solo un negocio, sino un espacio de encuentro, memoria y futuro. Porque en sus estanterías se guardan herramientas, pero también la historia de nuestras vidas y la certeza de que la tradición nunca deja de ser presente.

Iberferr les desea feliz Navidad y un próspero Año 2026

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