La Asociación Nacional de Distribuidores de Cerámica y Materiales de Construcción (Andimac) augura una moderación de los precios de los materiales, situándose en torno a la media de la inflación prevista, por lo que el valor económico del mercado de materiales para el segmento residencial crecería cerca de un 1,2% en 2023. El año pasado, la actividad del mercado de materiales para edificación, que comprende obra nueva, rehabilitación y reforma de viviendas, creció un 1,85%, impulsada por el crecimiento de la obra nueva (12,75%).
Pese a estas cifras, la entidad subraya que la actividad cayó un 1,4% en 2022, tal y como recoge en su Observatorio 360, que para 2023 pronostica otra caída del 2,9%, sin tener en cuenta el efecto sobre la actividad de las inversiones que contempla el Plan de Recuperación destinadas a la rehabilitación energética de edificios y viviendas.
Sin embargo, Andimac pronostica que, si no se dificulta la actividad en los diferentes procesos administrativos, la actividad en el segmento de rehabilitación energética podría alcanzar a las 70.000 viviendas, iniciando una senda creciente de cara a 2024. De darse esta situación, la actividad pasaría de una caída prevista (-2,38%) a un valor positivo (0,5%). Por tanto, esta inyección podría compensar la caída pronosticada para las reformas interiores.
La guerra y sus consecuencias trastocaron completamente los resultados del último año e hicieron de 2022 un punto de inflexión: aunque desde el estallido del conflicto en febrero del año pasado se ha producido una caída de la reforma en vivienda habitual de hasta el -4,5%, este retroceso se ha visto compensado en términos económicos por el alza de los materiales y en especial por la vivienda de segunda mano, ligada a la compraventa de vivienda usada, que ha mantenido un vigor muy superior al esperado.
En cuanto al gasto medio en reforma por hogar durante el pasado año, Andimac calcula que rondaría los 1.082 euros, una cifra ligeramente mayor a la de 2021 (4,6%). Por su parte, el número de reformas se redujo un 1,4%, hasta las 1,75 millones de viviendas.
Este año, en un contexto económico global marcado sobre todo por la incertidumbre, el grueso de la caída del sector se concentraría en la reforma asociada a la compraventa de vivienda usada, que puede descender hasta un 15%.