Metaverso, el peligro de perder el contacto con nosotros mismos

Imagina que teletransportas a tu yo en versión holograma a las ferias y congresos del sector. Imagina a tu avatar explicándole a un auditorio de luz las virtudes de un taladro que también es de luz. Imagina que tu ‘alter ego’ virtual cierra un negocio de miles de euros mientras tú mismo estás revolcándote en la playa.

Todo esto es posible. El llamado metaverso, el mundo virtual y artificial en el que podemos introducirnos para interactuar con todos sus elementos sin limitaciones, “revoluciona” el comercio y las relaciones entre empresas y consumidores. Son experiencias que parecen más cercanas, incluso, que las de las tiendas físicas. Este ciberespacio virtual ya está aquí para cambiar la forma en la que vivimos y las relaciones con clientes, amigos o familiares. ¿Estamos preparados?

Los espacios comerciales se convierten en virtuales donde el consumidor vive experiencias en primera persona con los productos. El metaverso mejora la atención hacia el cliente. Las marcas pueden asociarse con creadores de contenido para hacer presentaciones y llegar a mucha más gente, asegura César Domínguez, Industry Manager Telco en España de Meta. Todas las opiniones favorables al metaverso van en ese mismo sentido con independencia de cual sea el negocio. Pero no todo lo que reluce es oro, como dice el acervo popular. El metaverso trae consigo grandísimos desafíos. Los que afectan a la salud física y mental relacionada con el uso de tecnologías inmersivas y la protección de datos y seguridad informática, figuran entre ellos. La suplantación, su razón de ser, es también uno de sus mayores riesgos.

Tener los pies en el suelo y estar pegados a la realidad es un objetivo irrenunciable de las personas. “Si perdemos el contacto con nosotros mismos, perdemos el contacto con el mundo. Sin conexión táctil, no hay resonancia entre uno mismo y los demás”, escribe el filósofo Richard Kearney.

El metaverso es una tecnología que nos distancia de nosotros mismos y de los demás. No necesitamos suplir nuestros cuerpos con hologramas y avatares. Por el contrario, nutrir el sentido del tacto es ahora más útil que nunca. “Un apretón de manos firme en una venta, antes de presentar un producto o a un orador, el roce de un abrazo en serio… Nada iguala a las alegrías táctiles de estar vivo”, ha publicado el New York Times en relación a este tema. Otros dirán que el metaverso no excluye lo real, pero lo último que necesitamos es una tecnología que nos aleje aún más de la realidad.

Editorial de Iberferr junio.

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