Pico y palas, estrellas en cielo abierto

 CONTRAPUNTO 
Por Santiago P. Fernández, director de Iberferr


 

El virus y la borrasca Filomena han condicionado el arranque del nuevo ejercicio. El efecto sobre las ferreterías y el resto del comercio ha sido determinante en este primer mes, en especial en la zona centro. Ralentización de la actividad por la Covid 19 y un vendaval de ventas de palas, picos y azadas por la nevada. Cara y Cruz. Mientras nos protegemos, sellamos el estropicio y las palas se agotan en las ferreterías, las asociaciones sectoriales vuelven a pedir a las autoridades políticas españolas que consideren el comercio ferretero como una actividad esencial. Es de ley. De momento, no hay respuesta.

“A estos, pico y pala”. Es lo que le pedía en 1938 el general Solchaga al oficial que mandaba en un campo de presos de Huesca. Sin embargo, la cita es falsa: esas palabras las pronunció ese mismo invierno la Pasionaria ante los prisioneros del campo de Fayón, en Zaragoza. Lo sé porque me lo contó seis décadas después uno de ellos, al que entrevisté.

Entonces, como ahora, media España vestía de nieve y frío. La imagen de los ciudadanos, paleando las aceras de hielo, me ha recordado aquella otra debacle. No he podido evitarlo. Las palas se agotaron en los primeros meses de la guerra civil y en los inviernos que vinieron. Desde que sé eso, no veo con buenos ojos lo de tirar de pico y pala.

No hablaría de estas cosas en el año de la Covid si no hubiese irrumpido Filomena. Las pandemias, las borrascas y la guerra tienden a encumbrar las palas en firmamentos descarnados. Badiles que son estrellas en cielo abierto. A cualquier tormenta, a cualquier guerra, a cualquier virus le suele faltar al menos un tornillo. Que la ferretería cambie los suyos por picos y palas nunca presagia nada bueno.

El fenómeno enlaza a la perfección con los nuevos conceptos del mercado, esos que dictan que un periodista debe saber de ferretería tanto como un ferretero necesita aprender a redactar. Exigencias multicanal. Yo, la verdad, no soy amigo de tormentas. Ojalá que el sector pueda prescindir del pico y pala.

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