Manuel Sánchez: “No llamen al cerrajero de la pegatina; les puede salir muy caro”

  OPINIÓN 

Por Manuel Sánchez,
Presidente de la Unión de Cerrajeros de Seguridad (UCES)


 

Venimos hablando desde hace años de la etiqueta 4.0 aplicada a la seguridad y a los cerrajeros 4.0, que a algunos les parece propio de un futuro aún lejano. Pero los verdaderos profesionales de la cerrajería de seguridad y quienes tenemos un bagaje amplio, experiencia y ‘know-how’ de empresa, sabemos que la profesión y la actividad del cerrajero de seguridad no puede quedarse en la simple apertura de dispositivos de cierre en puertas, cajas fuertes o vehículos.

Eso, por cierto, es lo más simple y vuelve a estar en la picota, como hemos visto estos días en los medios, por supuestos fraudes y tarifas abusivas y descontroladas. Conviene añadir también que algunos ciudadanos reparan poco en la búsqueda de un servicio de calidad, profesional, que sea, además, económico. ¡Ay, si tuviéramos más conciencia ciudadana de nuestra propia autoprotección! ¡Nos iría mucho mejor!

Hecho el inciso, volvamos al tema que hoy traemos a este espacio. La televisión nos pidió hace unos días que, como expertos y asesores en seguridad doméstica, “diéramos un poco de luz” sobre las mirillas electrónicas y otros sistemas mecatrónicos que integran la seguridad física y la electrónica. No en vano, los cerrajeros de seguridad de UCES llevan tiempo instalando este tipo de sistema de protección y, en consecuencia, son quienes mejor pueden asesorar sobre él.

El periodista que nos llamó citaba un caso en los tribunales en el que una foto captada por la cámara de una mirilla electrónica de la puerta de una vivienda, un sistema de seguridad al alza, según los datos que obran en poder de UCES, permitió ubicar al miembro de una banda de ladrones en el lugar de un robo.

Resultó que el asaltante del domicilio “acabó inmortalizado” al mirar a la puerta y el fotograma se incluyó como prueba en la instrucción de la causa contra el ladrón aunque este negara los hechos en la Audiencia de Zaragoza, quien ha acabado condenando a la banda a cinco años y tres meses de prisión.

No llamen al número de teléfono de la pegatina que está adherida en el buzón o en la pared; ni al primero que encuentren en Google sin referencia de nombre, ciudad y empresa. Es una verdadera atrocidad que les puede salir muy cara.

Este caso nos sirve para alegrarnos de que cada vez haya más ciudadanos que demandan sistemas y profesionales de calidad, que quieren reforzar la seguridad de sus viviendas mediante mirillas más avanzadas, y que, además de conferir más intimidad cuando llega una visita no deseada, permitan proteger el hogar.

En estos casos, podemos añadir los sistemas mecatrónicos de apertura y cierre para puertas, cajas fuertes y vehículos como son las cerraduras que combinan la seguridad física y la electrónica y que proporcionan mayor protección y facilidad de control, incluso con apertura y bloqueo a través del teléfono móvil.

En este sentido, hemos de tener en cuenta que el papel de los cerrajeros de seguridad no debe ser solo el de abrir puertas. Desde UCES estamos trabajando permanentemente en el perfil del “cerrajero de seguridad 4.0”, convirtiendo a nuestros asociados en asesores para la implementación de los sistemas más avanzados, recomendando los más convenientes con el objetivo de que las personas se sientan más seguras en sus casas.

Además, si un ejemplo como el de las mirillas electrónicas “incriminatorias” o los sistemas de peritación forense, sirven como prueba para resolver un delito, miel sobre hojuelas.

Ciudadanos protegidos, cerrajeros de seguridad que asesoran y hacen bien su trabajo y el sistema judicial y policial actuando en consonancia con la seguridad 4.0, es una combinación perfecta para que funcione la conciencia social en materia de seguridad ciudadana, personal y colectiva.

Y, por favor, dejen de llamar al primer número de teléfono de la pegatina que encuentran en el buzón o adherida a la fachada; o al primer número que aparece en Google sin ninguna referencia de nombre, ciudad y empresa. Es una verdadera atrocidad que nos puede salir muy cara, tal y como como estamos viendo estos últimos tiempos por diferentes partes de la geografía de España.

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