Las pymes, que en España representan más del 99% del tejido empresarial, tienen que afrontar nuevos desafíos que son un auténtico reto, más aún en el contexto de incertidumbre marcado por el encarecimiento de materias primas y previsiones inflacionistas o los cambios de paradigma en la gestión del talento, el teletrabajo o la tecnología empresarial.
Hay una tabla que recoge los cinco grandes retos que afrontan las pymes españolas y las pautas para abordarlos, que ha elaborado la firma Trinios, la primera plataforma fintech para pequeñas y medianas empresas.
1. Ganar tamaño y sostener el crecimiento
La pyme tiene dificultades para superar barreras de facturación y tienden a quedarse en tamaños medios. La mayoría ambiciona crecer de manera sostenida hasta alcanzar una dimensión que permita economías de escala. Por el camino, el crecimiento genera necesidades y tensiones que no siempre es fácil resolver: infraestructuras, materias primas, maquinaria, equipo, logística, financiación…
“Tan importante como crecer es hacerlo de manera sostenible. Muchas de estas pymes son de origen familiar, y necesitan profesionalizar y solidificar su estructura financiera, diversificar activos y capacitarse para atender a estas necesidades derivadas del crecimiento. Más aún en momentos de volatilidad económica, una estructura financiera sólida proporciona a la pyme flexibilidad para acometer sus planes de negocio y crecimiento”, asegura Rafael Camacho, Director de Ventas de Trinios.
2. Captar y gestionar talento conforme a nuevos criterios
La batalla por el talento es una realidad que afecta a numerosas organizaciones y que se ve agudizada en las pymes, ya que no suelen contar con los recursos económicos ni de reputación que sí tienen las grandes empresas. Las palancas de gestión del talento se han reformulado y las nuevas generaciones valoran mucho más el teletrabajo, la conciliación, el clima laboral…
Los empleados asumen el cambio como parte de la naturaleza incierta de la sociedad y los más jóvenes ya no aspiran a pasar toda su vida en la misma empresa. Esto obliga a la pyme a adquirir velocidad y nuevos hábitos en la incorporación de talento. Nuestras empresas necesitan mantenerse cerca de los espacios de formación locales y las iniciativas de colaboración público-privada son clave para el desarrollo y la gestión óptima del talento.
Además, en el día a día, la pyme puede explotar su condición de empresa cercana para buscar una aproximación más emocional, personalizada y humana con el empleado. “El talento joven persigue adquirir un rol más activo y no suelen querer verse encorsetados en una posición. Se sienten más cómodos transitando entre departamentos, lo que ofrece a las pymes la posibilidad de romper jerarquías que en las grandes empresas es más difícil derribar”, explica Camacho.
3. Incorporar tecnología de gestión empresarial y fintech
La tecnología supone un impulso al desarrollo y profesionalización para la pyme en múltiples ámbitos, desde la gestión del cliente y del proceso productivo, hasta la elección de proveedores o la toma de decisiones financieras. En este contexto las empresas fintech están ya muy asentadas en las grandes empresas para incrementar su eficiencia mediante mecanismos de automatización de procesos, muchos basados en algoritmos de Big Data, machine learning o inteligencia artificial, que proporcionan capacidades analíticas superiores a las herramientas tradicionales.
Poner esta tecnología a disposición de nuestras pymes puede ser de gran ayuda para aumentar su inteligencia financiera y su competitividad. Por ejemplo, una pyme puede automatizar procesos de facturación y ganar eficacia, pero también elegir mejor sus proyectos, sus clientes y sus proveedores.
Según Rafael Camacho, “el auge del movimiento fintech está ayudando a democratizar estas y otras posibilidades de la tecnología financiera. Poner estos avances a disposición de las pymes, y el ejercicio de estas a abrirse a incorporarlas, es hoy determinante para el éxito de nuestras pequeñas y medianas empresas”.
4. Buscar alternativas de acceso a la financiación
Las pymes españolas encuentran más dificultades que las grandes empresas a la hora de acceder a la financiación y una vez conseguido, lo hacen en condiciones menos favorables. Este problema afecta a su liquidez, lo que sumado a los problemas de morosidad de nuestra economía, genera tensiones de tesorería que lastran la competitividad de las empresas.
El Gobierno anunció recientemente una nueva línea de créditos ICO y el aplazamiento de los avales COVID como medidas para dotar de liquidez a las pymes. “En un mercado global marcado por la incertidumbre, es necesario estudiar las perspectivas de negocio antes de solicitar financiación para hacerlo de manera correlativa al plan de crecimiento. Además, la concesión de estos créditos no es inmediata, lo que puede acabar llevando al límite a las empresas”, apunta el Director de Ventas de Trinios, Rafael Camacho.
Entre las opciones alternativas de financiación, las nuevas tecnologías analíticas permiten obtener créditos automatizados para operaciones de venta específicas; asegurar el cobro de las facturas de mayor riesgo o anticipar su cobro para cubrir los pagos más urgentes. “Avanzamos hacia modelos de financiación individualizados y que pueden asegurar exclusivamente aquellas operaciones a crédito que más riesgo generen, conforme a las capacidades predictivas que arrojan las nuevas tecnologías de medición del riesgo”.
5. Entrar en nuevos clientes y ganar su credibilidad
La pyme no suele disponer de los mecanismos de desarrollo de negocio de las grandes empresas, y les resulta complicado competir bajo las mismas circunstancias de visibilidad, reconocimiento y reputación que las grandes marcas. No obstante, uno de los elementos diferenciales de las empresas medianas y pequeñas es el de la proximidad con el cliente. Cuidan mucho de estas relaciones, y eso suele proporcionar entornos más favorables a la prescripción. Especialmente en momentos de incertidumbre donde se buscan partners fiables y cuyas garantías están contrastadas por personas de confianza.
Además, como fruto de esta relación estrecha, las pymes suelen demostrar más capacidad de adaptación y pueden encontrar más comprensión en los clientes. “Es crucial que en momentos de incertidumbre como los vividos bajo los problemas de aprovisionamiento, exista una relación estable y sólida con los clientes, y por tanto más favorable a la negociación”, concluye Rafael Camacho.