Es un hilo de lana que imita el movimiento de la llave para abrir la puerta. Con él y una ganzúa, los ladrones pueden violentar una cerradura en menos de un minuto. Es un método muy antiguo, que los amigos de lo ajeno siguen utilizando para robar. José Antonio Diéguez, portavoz de la Unión de Cerrajeros (UCES) en Andalucía, asegura que “es una de las técnicas más utilizadas en los últimos tiempos, muy limpia y que no deja ninguna señal de que se haya manipulado la puerta o la cerradura”.
Los ladrones meten el hilo de lana en el bombín de la cerradura y así evitan que se vuelva a bloquear al seguir girando. Explicarlo requiere, seguramente, más tiempo del que ellos necesitan para hacerlo. Así actuaba la organización georgiana que ha desarticulado en fechas recientes la Policía Nacional y que concluyó con la detención del cabecilla en Andalucía. Se dedicaban a robar casas en toda España.
Solo en lo que llevamos de año, según los datos que recoge la Unión de Cerrajeros, se han registrado 16.465 robos en viviendas. Un cambio de cerradura podría evitar más de un 30 por ciento de los robos actuales.
José Antonio Diéguez recuerda que “a partir de 85 euros hay bombines de garantía”, una de las escasas formas de evitarlo. “Es una inversión segura, a largo plazo”, asegura el experto cerrajero de UCES, que también explica, que en España el 80 por ciento de las viviendas se construyeron antes de 1990 y que “el parque de cerradura actual está obsoleto, el 95% mantienen cerraduras básicas y son muy fáciles de manipular”.
Los ladrones, tantean las viviendas, eligen y entran sin que nadie se dé cuenta. Los robos en los pisos son más frecuentes que en las casas porque éstas “dan a la calle y hay más exposición”, asegura el cerrajero.
Los amigos de lo ajeno se encargan de bloquear el ascensor y la puerta cuando es necesario para que nadie se de cuenta. Y tardan poco más de un minuto, en abrir la vivienda. Usan hilo de lanza y una ganzúa. Es todo lo que necesitan para realizar bien su trabajo.
