Mejorar la productividad y garantizar una construcción segura como parte de una hoja de ruta que impulse las ventajas del hormigón sostenible. Es la clave de la campaña que ha puesto en marcha Sika, que, con este mismo propósito, también ha desarrollado nuevas soluciones digitales centradas en optimizar el rendimiento y la sostenibilidad dentro del proceso de fabricación del hormigón.
Las nuevas técnicas de separación permiten mayores porcentajes de reciclado de residuos de construcción y demolición. Incluso se están desarrollando nuevos procesos de molienda y carbonatación del hormigón, que mejoran la calidad del producto final a la vez que pueden consumir CO2.
“La industria del hormigón se enfrenta a desafíos importantes, como es la reducción del carbono, la eficiencia de recursos y el aumento de la productividad. Desafíos que en Sika nos hemos comprometido a afrontar con soluciones reales”, ha puntualizado Cristina Valverde, responsable I+D del Área de Hormigón.
Entre la preselección de productos que recomienda Sika para hacer más eficiente y sostenible la producción de hormigón y cemento destacan SikaGrind® (ayuda a optimizar el uso de la energía en la fase productiva del cemento), SikaGrind® CC (para reducir la cantidad de clínker utilizado por tonelada de cemento y aumentar el uso de arcillas calcinadas), Sika® ViscoCrete® (minimiza el agua y optimiza el cemento), Sika® Retarder ́Faster, SikaRapid® (minimiza el tiempo de curado del hormigón) , SikaPump® (hace que el hormigón fluya en tuberías), SikaControl® (ayuda a maximizar la durabilidad) , Sika ViscoFlow® (asegura el tiempo de trabajo solicitado) o Sika reCO2ver® (permite reciclar completamente el hormigón).
La producción de hormigón es, o era, hasta ahora, responsable de un elevado porcentaje de las emisiones globales de CO2, en especial la fabricación de cemento. Pero el hormigón sigue siendo el principal material constructivo y se está renovando gracias a los cementos comerciales con menor huella de carbono, a las nuevas técnicas que permiten el uso de mayores porcentajes de material reciclado a partir de residuos de hormigón, deconstrucción y demolición, y a la mejora de los procesos de construcción y los métodos de construcción alternativos, tal y como recuerda Cristina Valverde.
La compañía suiza cree que el uso de sus productos y sistemas en la industria del hormigón posibilitará que se puedan ahorrar anualmente 65 millones de toneladas de emisiones de CO2 gracias a los aditivos Sika que reducen el consumo de cemento y el contenido de clínker; ahorrar 6.000 millones de litros de agua cada año mediante el uso de diseños optimizados de mezcla de hormigón; y aumentar la productividad con impactos en toda la cadena de valor de este material logrados gracias a los productos, producción y aplicación de Sika.