¿Qué ferretería nos encontraremos tras el confinamiento? ¿Ha cambiado la percepción del consumidor sobre estos establecimientos? ¿Los clientes tienen ganas de volver a las ferreterías? ¿Cuánto de lo establecido estas semanas en internet se mantendrá en lo venidero?
Son preguntas sobre las que no tardaremos en obtener respuesta. Mientras, quedémonos con que los puntos ferreteros (de bricolaje) de las ciudades europeas que volvieron a abrir en abril (como Austria, Chequia o Bélgica), registraron colas kilométricas y hasta dos horas de espera de los clientes para poder ser atendidos. No perdamos de vista tampoco las noticias que recogen que durante el confinamiento se ha disparado la venta online de productos de ferretería y bricolaje.
Hasta antes de la pandemia, los establecimientos físicos eran “los grandes dominadores” del mercado de ferretería. Así lo recogía el informe Radiografía del comprador de ferretería y bricolaje, presentado por la plataforma de estudios AECOC Shopperview a principios de año. Según este trabajo, más del 90% de los compradores (nueve de cada diez) habían acudido directamente a sus establecimientos ferreteros de referencia para hacer la compra. Parece lejano, pero ocurrió hace nada. ¿Hay que pensar que esto ha cambiado?
Los datos de aquel estudio que publicó Iberferr en enero, en el que se reflejaba cómo se estaba comportando el mercado, pueden arrojar luz sobre cómo será el panorama una vez que se inicie la desescalada.
Según el estudio de AECOC Shopperview, las grandes cadenas especializadas son los puntos de venta preferidos por casi la mitad de los compradores. Tres de cada diez (un 29%) prefiere las tiendas tradicionales y el 14% opta por acudir a las grandes superficies generalistas. La amplia variedad de las tiendas físicas y su capacidad para ofrecer soluciones a las necesidades del consumidor, son las variables más destacadas de los usuarios. Sin embargo, pocos destacaban las actividades organizadas para mostrar sus artículos en catálogo. “Los compradores echan de menos que las tiendas ofrezcan más talleres y demostraciones, y esa es una propuesta de valor diferencial respecto al comercio electrónico que debe impulsar los establecimientos físicos”. Lo dijo el responsable del sector DIY de AECOC, Alejandro Lozano.
Aquel estudio también remarcaba que el canal online seguía siendo minoritario en las compras de productos de ferretería. Aún así, su tendencia era alcista, especialmente gracias al peso de Amazon. El 6% de los compradores había hecho su última adquisición a través del gigante del comercio electrónico, una cifra especialmente relevante si tenemos en cuenta que el conjunto de marketplaces suman una cuota de mercado del 8%. “El precio y la variedad en el catálogo son dos de los factores más valorados por los compradores, y estos dos elementos son decisivos en la competitividad del comercio electrónico”, advertía Lozano.
El informe sostenía que el consumidor había mantenido su inversión en ferretería y bricolaje en los dos últimos años. Según los datos del estudio, el 57% de los encuestados gastaron lo mismo que dos años atrás. Los cambios de residencia y el inicio de reformas domésticas estaban detrás de los motivos citados por los que gastaban más, seguidos de la compra de productos de mayor calidad.
Finalmente, a 8 de cada 10 encuestados le preocupaba que el producto fuese respetuoso con el medioambiente y la mitad se mostraba dispuesto a pagar un 10% adicional por artículos de ferretería y bricolaje sostenibles. De hecho, el informe apuntaba a la sostenibilidad como una de las principales oportunidades de crecimiento del sector para los próximos años.
En conclusión, la ferretería remontó cada vez que se vio envuelta en una crisis. Nadie duda de que lo volverá a hacer ahora, pese a que fabricantes, distribuidores y ferreteros prefieren mostrarse cautos sobre la intensidad y rapidez de la recuperación. Con precaución, con medidas de distanciamiento y, seguramente, con colas ante la puerta en alguna de ellas: la ferretería volverá a ser grande. ¿Hay otra alternativa?