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OPINIÓN
Santiago P. Fernández, director de Iberferr
Lo que nos diferencia
Un ferretero para Waterloo
Tenía que ser un ferretero, ¿cómo no?, el último ariete con- tra el voluntarista fugado a Wa- terloo. El dueño de ferretería In- dustrial Fisvall (Tarragona) y de otro conglomerado de empresas y cerrajerías, Gerard Bellalta, se la tiene jurada a Carles Puigde- mont. Habrán leído los titulares en todos los periódicos: Puigdemont denuncia que un fe- rretero planea su secuestro y pide ayuda al Parlament.
Gerard, el ferretero de los 100.000 euros para raptar a Puigdemont: “Tengo el plan para traerlo”. Gerard Bellalta dobla la “recom- pensa”: “200.000 euros para quien traiga a Puigdemont a España”. Bellalta, que además de ferrete- ro, es el presidente del Círculo de
Empresarios de Tabarnia, subra- ya que está dipuesto a costear él mismo ese plan.
Bajo esta idea late un hecho que también han registrado otros fe- rreteros: “Mis ventas caen un 62% por representar mi españolidad en Cataluña”, tal y como ha expresa- do el propio Bellalta.
Puigdemont le ha pedido al Par- lamento catalán que investigue la “manifiesta intención criminal” del ferretero de Tarragona.
La ferretería ya ha demostrado que puede con todo: crisis, casos y cosas. Falta poner una pica en Flandes, pero está en ello. Si fi- nalmente la ferretería también es capaz de derrotar a Puigdemont, habrá que pensar en fundar la República Ferretera. Qué menos.